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La incertidumbre económica, la inflación y el incremento de precios de los insumos han llevado a los constructores a iniciar obras con altos niveles de preventa de inmuebles.

Como una forma de proteger sus inversiones y evitar futuros descalabros, los constructores en Colombia han decidido aumentar los niveles de preventa de inmuebles al 85% para iniciar obras.

Este porcentaje, que pudiéramos llamar “margen de seguridad”, viene dándose a partir de los años 90, cuando el país sufrió la famosa 3crisis del UPAC”.

Allí surgió la idea de vender proyectos sobre planos para garantizar que el inicio de la obra se daba cuando se alcanzaba un margen de equilibrio. En esa época se calculaba en cerca de 50% del total.

Durante los siguientes años este margen ha venido creciendo.  Para el año 2018 se calculaba en un 76%, lo que garantizaba fondos en las fiducias suficientes para dar marcha al proyecto.

Sin embargo, la preventa de inmuebles, de acuerdo con algunos especialistas en el tema, podría llegar a ser hasta del 90% para hacer viable un proyecto.

Esto se debe principalmente a que se espera un retroceso en el crecimiento de la construcción de vivienda para este año. Después de un 2021 y un 2022 positivos, los factores que la impulsaron ya no lo harán este año.

La expectativa ante los cupos de subsidios asignados por el gobierno, el aumento de las tasas de interés para créditos hipotecarios y la inflación afectarán notablemente la capacidad de compra de vivienda para gran parte de hogares.

Otro de los elementos de riesgo, que exige un monitoreo riguroso, son los niveles de desistimiento. Para el 2022 un 10% de los compradores se retractaron del negocio, pero podría ser mayor en 2023.

La construcción sigue siendo un importante dinamizador de la economía y la generación de empleo. Las obras que comenzarán este año ocuparán un poco más de 1 millón de personas, directa e indirectamente.

Un retroceso en la tendencia de crecimiento traería preocupantes consecuencias en la estabilidad económica de nuestro país. *Adaptado del artículo de Gabriel E. Flórez G. para EL TIEMPO