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Las mujeres trabajadoras no ven como una opción el mercado de la construcción. Sin embargo, cada día son mayores las oportunidades para que la mujer se desempeñe de manera estable y exitosa en un sector tradicionalmente masculino.

Mujeres trabajadoras del sector de la construcción. ¿Qué viene a nuestra mente cuando escuchamos esta frase?

Probablemente se nos haga extraño imaginar a una mujer cargando materiales en una obra, pegando ladrillos, haciendo mezclas con cemento o montando una estructura de drywall.

El sector de la construcción es de los históricamente más desiguales entre todas las áreas productivas de la economía.

Si bien cerca del 55% de la fuerza laboral en Colombia es conformada por mujeres, para el sector de la construcción el género femenino representa menos del 10% de la ocupación laboral.

Así mismo, es importante destacar que dentro de esa baja participación debemos contar que cerca del 60% de las mujeres que trabajan en el sector están en cargos de diseño y administrativos.

Esto quiere decir que las mujeres trabajadoras en labores operativas participan con un mínimo porcentaje.

Y para agravar el panorama, la brecha de desigualdad en la remuneración entre hombres y mujeres desempeñando las mismas labores es cercana al 20%.

Existen barreras para que las mujeres trabajadoras ingresen al sector de la construcción.

Actualmente se viene dando una creciente escasez de mano de obra calificada en la construcción. Aunque el 45% de las mujeres en Colombia no tienen empleo formal, aún existen barreras para que las mujeres accedan a cargos en este sector.

Si bien la construcción es uno de los pilares fundamentales en la generación de empleo y en el crecimiento económico del país, son pocas las oportunidades para la mujer trabajadora.

Históricamente la construcción se ha percibido como un área predominantemente masculina. La mujer se ha encasillado más en espacios como el diseño o la arquitectura.

Sin embargo, la escasez de mano de obra es más sentida en labores operativas dentro de las obras.

En este sentido, la mayoría de las mujeres no se ven desempeñando labores de albañilería o pintura.

Existen todavía barreras a superar. Si bien el 50% de las plazas de educación superior son ocupadas por mujeres, las carreras afines a la construcción aún son dominadas por hombres.

Los estereotipos juegan también un papel muy importante en esta brecha. La naturaleza “masculina” de muchas labores en la construcción ha frenado el ingreso, crecimiento y retención de las mujeres trabajadoras.

Es necesario cambiar la mentalidad y los sofismas culturales para cerrar las brechas entre hombres y mujeres trabajadoras.

Durante años la cultura machista ha dominado el sector de la construcción. Aunque cada día hay más mujeres en la parte de diseño o en cargos administrativos, los roles directivos aún son esquivos para muchas de ellas.

Culturalmente la mujer es vista como débil y delicada, poco apta para desempeñar labores relacionadas con fuerza física, como la construcción.

Las pocas mujeres trabajadoras que han logrado entrar a desempeñar labores operativas deben desconocer las características inherentes a su género para encajar en un mundo predominantemente masculino.

Muchas de ellas se enfrentan a un complicado dilema: olvidan la delicadeza de su género y aparentan ser más masculinas para ganar aceptación y respeto.

Aquellas que deciden mantenerla se arriesgan a que las juzquen por ello y no por sus habilidades o experiencia.

Algunos países han implementado iniciativas para atraer a la mujer a trabajos operativos dentro de la construcción.

Conscientes de la oportunidad que representan las mujeres trabajadoras para el crecimiento de la construcción, países como el Reino Unido y España están desarrollando iniciativas en la materia.

En el Reino Unido nació Empower by Example (Empoderar con el ejemplo), una campaña digital que muestra las experiencias reales de mujeres trabajadoras del sector de la construcción.

De hecho, su objetivo es mostrar quienes han logrado ser exitosas y reconocidas como excelentes en su trabajo.

Así mismo, busca cambiar la percepción que se tiene de la construcción como trabajo de hombres.

De esta forma será posible atraer a la mujer trabajadora a un sector en donde se requiere cada día más mano de obra calificada.

En España se ha venido incrementando el número de mujeres que se vinculan a labores de construcción. En los últimos dos años se ha registrado un crecimiento cercano al 10% por año de mujeres ingresando a este mercado laboral.

Acercándonos a Latinoamérica, en Argentina la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) está desarrollando el proyecto “Construyamos Equidad”.

Este programa ha vinculado a sectores públicos y privados para ofrecer formación y opciones de empleo en el sector a la mujer trabajadora.

En Colombia existen programas que apoyan a la mujer que busca empleo en el sector de la construcción.

En la etapa posterior a la pandemia, la construcción es uno de los sectores que más ha jalonado la estabilización de la economía en Colombia.

A pesar de que se generaron cerca de 190.000 empleos nuevos, menos del 15% fueron para las mujeres.

Es por esto por lo que la Fundación Corona en unión con el programa Global Opportunity Youth Network – GOYN Bogotá lideran una iniciativa para promover la vinculación de mujeres trabajadoras al sector de la construcción.

Como parte de la iniciativa se ha creado la “Ruta de Formación de Empleo para Mujeres en el Sector de la Construcción”.

El programa tiene como objetivo ofrecer capacitación gratuita en las competencias básicas que se requieren para acceder al mercado laboral de la construcción.

Pero no solamente ofrece apoyo en formación, sino acompañamiento psicosocial y emocional para cambiar el paradigma cultural y cerrar de manera efectiva las brechas de género en este sector.

El programa ofrece capacitación en pintura, enchape, mampostería y plomería con lo que se espera que la mujer tenga mayor cabida en el mercado laboral de la construcción.

Con esta formación las mujeres trabajadoras pueden aspirar a estabilidad laboral y cargos que hoy están entre $1.900.000 y $2.900.000 como remuneración mensual.